De La Serna Ramón Gómez
Gómez de la Serna, nato a Madrid nel 1888 e morto a Buenos Aires nel 1963, creò per la prima volta nel 1910 la “gregueria“, scrivendone migliaia nel corso della sua vita. Molti lettori non riescono a comprendere che cosa significhi “gregueria“. Credono che sia a una massima, un pensiero filosofico, un motto di spirito. Pensano di trovarsi davanti a una riflessione morale, avente un carattere universale e sentenzioso. E siccome non trovano nulla di tutto questo, vedono la “gregueria” come una sfida al buon senso, un paradosso fine a se stesso. Alcuni la scambiano per una barzelletta o una facezia, altri per una metafora poetica, altri ancora per un calembour di immagini. In realtà è più semplice definire la gregueria (che in spagnolo vuol dire “schiamazzo”, “parlottio”, “trambusto”) come ciò che non è. La gregueria non è un luogo comune, non è mai ovvia. Come scrive Gomez de la Serna, “non deve somigliare a nulla che sia stato già detto“. La gregueria è una immensa galassia popolata da miriadi di oggetti accostati per accumulazione o mediante associazioni inusitate e fulminanti. Gli ingredienti di questo processo sono stati indicati da Gomez attraverso la famosa associazione Metafora +Umorismo = Gregueria. Anche se il binomio non è sufficiente a spiegare tutte le greguerias In queste metafore visive e giochi di parole con tocchi di umorismo e, a volte di assurdo, c’è sempre un elemento di sorpresa per il lettore. Ecco alcune delle greguerias più famose (la traduzione in italiano è di Danilo Manera): Nell’elenco del telefono siamo tutti esseri microscopici Sui fili del telegrafo rimangono, quando piove, delle lacrime che rendono tristi i telegrafi Il tram approfitta delle curve per piangere.
Ramón Gómez de la Serna è uno degli autori che meglio ha penetrato l’anima oscura di Napoli. Padre dell’avanguardia letteraria spagnola, ha una produzione molto estesa che attraversa diversi periodi e tutti i generi. Soggiornò più volte a Napoli e abitò al numero 185 della Riviera di Chiaia. Nel 1926 lavorò per conto del giornale napoletano “Il Mezzogiorno”, che pubblicava a puntate la traduzione del suo romanzo Il dottore Inverosimile. A Napoli scrisse il romanzo Il torero Caracho e, di ritorno a Madrid, quello di ambiente napoletano La donna d’ambra.
Alcune “Greguerias” in italiano Se uno conosce troppo se stesso, smette di salutarsi. L’amore nasce dal desiderio improvviso di rendere eterno il passeggero. I cani ci mostrano la lingua come se ci avessero presi per il dottore. Il lettore - come la donna - ama di più chi più l’ha ingannata. Affacciandoci al fondo del pozzo ci facciamo un ritratto da naufraghi. Il sogno è un deposito d’oggetti smarriti. I laghi sono le pozzanghere rimaste dopo il Diluvio. Il vento è maldestro: non sa chiudere una porta. I baci sono come i francobolli: ce n’è che s’attaccano e altri che non prendono. Un foglio di carta nel vento è come un uccello ferito a morte. Luna: cinematografo con vecchi film. Grazie alle gocce di rugiada il fiore ha occhi per vedere la bellezza del cielo. L’alfabeto è un nido da cui escono stormi e stormi di parole. Leggi e pensa, che per non pensare hai dei secoli.
(Spanish)
Ramón Gómez de la Serna nació el 3 de julio de 1888 en Madrid. Era hijo de Josefa Puig Coronado, y del abogado Javier Gómez de la Serna, alto funcionario del Ministerio de Ultramar. En 1898, tras la pérdida de las colonias su padre fue despedido del Ministerio y la familia se trasladó a Frechilla, Palencia, como registrador de la propiedad.
Ramón estudió en el colegio escolapio de San Isidoro, de Palencia. En 1900 el padre fue elegido como diputado por Hinojosa y la familia regresó a Madrid. El joven Ramón viajó a París, tras acabar el bachillerato, e inició sus estudios de Derecho en Oviedo. En 1905 publicó su primer libro, Entrando en fuego. Su padre fundó la revista Prometeo, y tradujo el Manifiesto futurista de Marinetti. En esta época conoció a la escritora Carmen de Burgo, con la que inició una relación.
Descubrió el cubismo en su estancia en París, lo que fue determinante para su importante labor de divulgación de las vanguardias europeas desde su concurrida tertulia, en el café de Pombo, inmortalizada por su amigo el pintor y escritor expresionista José Gutiérrez Solana.
En 1912 publicó Primeras greguerías en el diario La Tribuna. Al año siguiente publicó su primera novela corta, El ruso, y en 1914 El Rastro, uno de sus libros fundamentales. Fundó la tertulia sabatina del Café y Botillería de Pombo.
En 1917 publicó Greguerías y viajó a París, donde conoció a Apollinaire, Ehrenburg, Modigliani, Pombo y Picasso. En 1922 falleció su padre.
Tenía previsto un viaje a Buenos Aires en 1925 hasta el punto que la revista bonaerense Martín Fierro publicó una hoja de bienvenida a Ramón, con motivo de un viaje argentino finalmente frustrado; colaboraron, entre otros, Borges, Macedonio Fernández, Oliverio Girondo y Ricardo Güiraldes. Pasó una temporada en Estoril y se trasladó a Nápoles.
En 1928 pasó de nuevo un tiempo en París, donde pronunció una conferencia en el Cirque d’Hiver, subido en un elefante. Empezó a tener mucho nombre en el mundo cultural y destacó por su carácter original, en el fondo una reacción nihilista contra una sociedad anquilosada, burguesa y sin expectativas, y además de su gran producción literaria, escribió en El Sol, La Voz, Revista de Occidente y El Liberal, La Nación, Arriba, Clarín. Con Azorín fundó el PEN Club español y fue además secretario del Ateneo de Madrid.
En 1929 se estrenó en el Teatro Alcázar de Madrid Los medios seres
En París fundó la tertulia La Consigne y fue nombrado miembro de la Académie Française de l’Humour. En 1931, el año de la publicación de Ismos, pudo viajar finalmente a Buenos Aires, donde pronunció conferencias en Amigos del Arte y en Signo, participó en la fiesta de lanzamiento de Sur, recorrió la ciudad en compañía de Girondo, y conoció a Luisa Sofovich, escritora argentina de padres rusos que será su compañera sentimental el resto de su vida.
El estallido, en julio de 1936, de la guerra civil lo sorprendió en Madrid. Figuró en la lista de los fundadores de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura, pero al final de la guerra terminó decantándose por el bando franquista. Su casa madrileña fue saqueada y desaparecieron todas sus pertenencias. En 1948 publicó Automoribundia, su obra maestra.
Murió en Buenos Aires el 13 de enero de 1963.
De su extensa producción literaria, más de cien títulos entre novelas, ensayos, biografías y teatro, lo más destacable es la introducción de las vanguardias europeas en España y la invención de un género literario nuevo: la greguería.
Algunas "Greguerias" Las palabras son el esqueleto de las cosas por eso duran más que ellas. Capitalista: gimnasta de muchos teléfonos. Los pulpos son los guantes del mar Pingüino es una palabra atacada por las moscas Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas. La ametralladora escribe los puntos suspensivos de la muerte. Las olas esculpen en las rocas cadáveres de gigantes En los hilos del telégrafo quedan, cuando llueve, unas lágrimas que ponen tristes los telegramas. Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia. Las hojas secas parecen papeletas de una rifa de pájaros La leche es el agua vestida de novia. Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte. Nuestra verdadera y única propiedad son los huesos. La lluvia es triste porque nos recuerda cuando fuimos peces. El murciélago es el espíritu santo del demonio. El espantapájaros semeja un espía fusilado. Las sandalias son los bozales de los pies.